
Han bastado dos meses de inactividad, desde su renuncia a Wimbledon, para darnos cuenta de la competencia feroz que hay en el tenis mundial. Federer es el número 1 y Murray es desde este lunes el número 2. Nadal sufrió ante Del Potro, pagó la factura de la inactividad, de no estar fino, y el US Open se antoja una quimera porque a estas alturas de curso son otros los que están sacando las mejores notas.
Con Nadal no se puede descartar nada, pero el título en Nueva York parece inalcanzable. Desde julio de 2005, Rafa no estaba tan abajo. Quizá esto no sea más que una manera de coger aire y darse un nuevo impulso. Eso espero.